Efectos del despido

Mientras se trabaja, son muchos quienes se lamentan de los horarios, el salario, las relaciones laborales o el estrés, entre otros factores. Pero el trabajo es una fuente muy importante de bienestar psicológico y social, que se constata cuando se pierde.

Oficina vacia

Es importante saber que obtener un empleo es una expectativa social y cultural adquirida desde la infancia y, desde entonces, continuamente reforzada a través de las influencias de la escuela, la familia y los medios de comunicación. Es un valor social. Empiezas a contar en el mundo cuando entras en la vida laboral. Cuando una persona logra formar parte del mundo laboral, accede a un nuevo estatus y a una nueva identidad social. El desempleo interrumpe ese proceso y se convierte en una sensación de derrota y fracaso.

El trabajo tiene unas funciones manifiestas, como percibir un salario y las condiciones mismas del empleo, que justifican en ocasiones que los trabajadores experimenten sentimientos negativos hacia su ocupación. Pero también tiene unas funciones latentes que justifican todo lo contrario: una motivación positiva hacia el empleo, incluso aunque sus condiciones salariales y laborales no sean muy favorables. Entre las funciones que se dan en el trabajo, casi de forma inporeceptible, pero que estructuran nuestra vida laboral están:
  1. El empleo impone una estructura del tiempo, implica experiencias compartidas y contactos con personas ajenas al núcleo familiar,
  2. Vincula al individuo con metas y propósitos que rebasan la propia personalidad, quel la mayoria de las veces son compartidas.
  3. Proporciona un estatus social frente a los demás.
  4. Clarifica la identidad personal en cuanto a lo que vas consiguiendo en él y lo que te permite hacer y crecer.
  5. Requiere de una actividad habitual y cotidiana. Puesto que no sólo se trabaja para ganarse la vida, sino también para el desarrollo personal, perder el empleo resulta destructivo desde la vertiente psicológica, incluso cuando se tenga una fuente de ingresos económicos asegurada.
Cómo afrontar un despido

El despido pende sobre nuestras cabezas desde el mismo momento en el que entramos en nuestro puesto de trabajo. Una buena actitud o cumplir con las funciones que nos son asignadas son las mejores armas para evitar ser despedidos. Sin embargo, en ocasiones eso no es suficiente y de la noche a la mañana nos podemos ver fuera de la compañia. ¿Cómo asumir esta nueva situación?
Enfrentarse al despido siempre provoca un golpe emocional similar al de cualquier otro duelo. La persona atraviesa por diferentes etapas. Negación de lo ocurrido, ira contra los responsables del despido, frustración y tristeza son sentimientos que suelen producirse en una primera fase, para posteriormente aceptar y, ya en frío y de manera más racional, analizar la nueva situación y cómo debemos enfrentarnos a ella desde el punto de vista personal
Psicológica. Existen multitud de respuestas psicológicas ante un despido, especialmente si éste llega de manera inesperada. Sin embargo, generalmente se puede simplificar en dos tipos de actitudes:

  • La primera es la de una cierta aceptación de manera satisfactoria de la situación. La nueva situación se toma como una especie de prejubilación, que nos ofrece el tiempo libre del que carecíamos para hacer cosas que antes no podíamos.
  • Otra de las reacciones más habituales tiene que ver con la comparativa social. ¿Por qué yo no tengo trabajo y los otros sí? ¿Que me diferencia de los otros? Una actitud que puede llevar rápidamente a un estado depresivo.

Vuelta al mercado laboral.

Busca empleo
En cualquier caso, las dificultades llegan a la hora de volver a ingresar en el mercado laboral. Y más en una etapa de escasez de oferta de trabajo como la actual. Cuando buscas pero no encuentras trabajo es cuando te asaltan las primeras dudas y puedes caer en una barrera depresiva que te lleva a una subestimación y, en señaladas ocasiones, a la autoagresión (abuso de tabaco y alcohol) y la sobrexclusión social.

Para evitar abatirse en este abatimiento, se recomienda mantener la actividad, la mente ocupada en la tarea de encontrar empleo y hacerlo de una manera planificada para que realmente sea productiva. La clave es no caer en el pánico. Al fin y al cabo, sólo es una etapa de transición de un trabajo a otro. Asimismo, también es necesaria una actitud abierta al cambio y a retroceder tanto en términos retributivos como profesionales. Hay que pensar que quizás no encontraremos el mismo trabajo y que cualquier empleo nuevo nos generará cambios en nuestra vida cotidiana.

Desahogarse sí, pero el tiempo justo

Aunque en el instante de ser despedidos, y en los días siguientes, sólo se sienta tristeza, rabia y miedo a un futuro incierto, lo cierto es que no hay que abatirse. Cuando uno se queda sin trabajo, lo más normal es experimentar todos estos sentimientos negativos, y es bueno no reprimirlos y dejarlos salir, pero no más tiempo de lo necesario. A veces es frecuente ver como la gente se instala en ellos por más tiempo de lo deseable. Para ello, es conveniente seguir algunas recomendaciones que acortarán ese período de incertidumbre:
  • Conviene ser realista y reconocer las cosas tal y como son, no dramatizar y no ponerlas peor, exagerando lo ocurrido.
  • Es bueno desahogarse y hablar del tema, siempre y cuando se haga en términos constructivos y no se abuse de las quejas, porque éstas sólo lograrán que se caiga en un gran pesimismo.
  • Hay que asumir el despido como una situación de transición entre un trabajo y otro.
  • En positivo se debe pensar que si se ha desempeñado hasta ahora un trabajo con profesionalidad, ¿por qué no va a ser posible conseguirlo en otra empresa?
Aceptación de la realidad

Perder el empleo es una de las peores situaciones a las que enfrentarse, pero los expertos recomiendan no enfocar con pesimismo esta coyuntura vital. Con una actitud positiva y planificando bien las finanzas es posible enfrentarse al problema sin perder la dignidad.

Aunque existan rumores de que la empresa atraviesa por problemas, lo cierto es que nadie piensa nunca que formará parte del grupo de afectados. Hasta que un día se recibe una llamada del departamento de Recursos Humanos o de su propio jefe indicando, "que no dispones del perfil apropiado". Es entonces cuando se cae el mundo encima y no se sabe cómo reaccionar ni qué hacer. Los expertos opinan que, debido al actual panorama económico y para no llevarse sorpresas, todos deberíamos contemplar la pérdida del puesto de trabajo como una realidad que puede pasarle a cualquiera. Aseguran, además, que es necesario estar preparado para la llegada de esta noticia porque prácticamente ya no existen los empleos para toda la vida.

Orden personal
De cara a hacer frente a dicha situación, aportamos dos tipos de consejos. Los primeros son de tipo psicológico: no hay que venirse abajo para intentar conseguir cuanto antes un nuevo empleo. La segunda batería de consejos se refiere a las finanzas personales: lo cual es necesario planificar bien los gastos puesto que los ingresos, al menos en el corto plazo, se verán reducidos.

Aunque resulte difícil encontrar la parte positiva de situaciones límite, como puede ser una crisis económica, cada persona y familia debe esforzarse por darle la vuelta a ese momento dramático motivado por una situación de desempleo, de impagos… Lo más importante es no perder o recuperar la situación de control que se ha perdido. De esta manera, aumentan las posibilidades de que la tensión se mitigue o desaparezca. Para ello es determinante mantener una actitud práctica y activa y apoyarse en las personas más allegadas, así como desarrollar actividades diarias en forma de obligaciones que sustituyan una jornada laboral. Es así como se evitará que la persona se encierre en sí misma, ya que la inactividad y el aislamiento sólo sirven para empeorar el estado de ánimo.
A la mente le sienta bien tener objetivos que cumplir a diario, es fundamental programar una agenda que incluya diferentes actividades. Una opción es destinar más tiempo a lo que antes no se podía atender por estar demasiado ocupado, como los hijos y la familia en general, las amistades e, incluso, aquellas labores que puedan resultar placenteras, como el deporte o la lectura. También puede ser la oportunidad para realizar algún curso que permita reciclarse laboralmente y aprovechar el tiempo para encontrar un trabajo mejor del que se disponía.
De esta manera, la pérdida de lo material y económico puede abrir la puerta a lo humano. Es importante sentir que durante una situación difícil se está cerca de los demás y que se cuenta con su apoyo: se genera sentimiento de grupo y, por tanto, se hace más llevadero el problema. Además, es una forma de aumentar el nivel de energía con el que afrontar las dificultades a través de una mentalidad más positiva, alejada de sentimientos negativos.

Todo es muy difícil antes de ser sencillo.

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